jueves, 26 de noviembre de 2009

El fútbol y el estudio no van de la mano

Una de las grandes desventajas que tiene el jugador de fútbol profesional es el no poder estudiar una carrera universitaria, pues el tiempo no les alcanza y además los propios técnicos o directivos lo ponen a escoger una de las dos cosas para su futuro.

Muchos de los amantes al fútbol dicen: “este muchacho cómo juega de bien”, pero nunca se preguntan, ¿será que estudia? o ¿habrá acabado el bachillerato, al menos estudió la primaria? Esto nunca se lo preguntan ni los espectadores y mucho menos los técnicos de los equipos.

Es por esta razón, que los jugadores de fútbol no tienen un grado de escolaridad más allá del colegio, pues son los mismos técnicos quienes ponen a escoger a la persona sí quiere jugar fútbol o sí se quiere dedicar a estudiar, pero nunca las dos cosas al tiempo.

Uno de los grandes exponentes del fútbol, como técnico era el Doctor Gabriel Ochoa tenía una filosofía bastante buena, pero que muy pocos técnicos tienen. Siempre decía que se debe ser importante en el futbol, pero también debe ser importante como persona.

Willington Ortiz, quien fue pupilo de Ochoa, señaló: “el profe Ochoa nos enseñó el respeto que tenía que haber hacia el ser humano, esa era su norma. Orientaba al jugador y lo obligaba a que se capacitara y se preparara académicamente para después no sólo ser importante como jugador de fútbol sino también como persona”.

Pero esta filosofía no siguió a través de los tiempos, porque en esta época, todos los técnicos piensan en títulos y buenos jugadores, pero nunca piensan en buenas personas. Un claro ejemplo de este tipo de jugadores fue John Mario Ramírez, quien fue considerado por muchos un muy buen jugador, pero fuera de las canchas era toda una persona indeseable. Pero cabe resaltar, que después de su retiro de las canchas y unión a su iglesia cristiana cambio y se convirtió en un caballero.

Este es un ejemplo del por qué el estudio y el fútbol no van de la mano, pues las cargas deportivas en un equipo de fútbol profesional son a doble jornada, entrenamiento en la mañana y en la tarde. Este ritmo de trabajo no da oportunidad para que los jugadores piensen en el desarrollo de su intelecto, pues el tiempo no es suficiente para abarcar las dos actividades.
Esto no quiere decir que el fútbol no dé dinero, pero lo que sucede es que la carrera de un futbolista es muy corta y si en ese tiempo no tuvo una gran trayectoria como deportista, cuando se le acabe el fútbol no tendrá con que sobrevivir.

Es por eso que el médico Gabriel Ochoa pensaba siempre en el futuro de sus futbolistas, porque sabía que el futbol no dura toda la vida.

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